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martes, 23 de enero de 2007

¡NO!



Imágenes como esta, han sucedido desde siempre, es la estupidez del hombre hacia el hombre mismo: la guerra.

Y ahora debemos sumar la estupidez de la raza humana contra el lugar donde vive y todos los demás seres vivos.

Llevamos años clamando por paz... y nada sucede.

Llegamos a creer que los buenos gobernantes iban a llegar como salvadores a cambiar las cosas, pero eso no ha sucedido y lo más seguro es que eso no suceda en el futuro inmediato.

Ya es hora de que nos desengañemos y comencemos a soñar con realidades.

De que le pongamos acción a esos sueños y no quedemos con simples deseos de mejorar.

Eso sólo nos ha llevado al peor de los males del hombre moderno: la indiferencia.

¿Para qué esperar que alguien te cambie el mundo cuando tú lo puedes cambiar?

Ya es momento de empezar a decir ¡NO!... con acciones

Si no queremos violencia, no la generemos.
Es hora de aprender nosotros y enseñar a nuestros hijos a no arreglar las cosas con intolerancia, sino con la razón

Si queremos que los gobernantes no nos engañen, debemos ser honestos con las personas con quienes convivimos.

Si no queremos un mundo en extinción, empecemos por ser ecológicos en nuestro entorno; casa, escuela y trabajo.

Los que lamentablemente no tenemos el poder o la autoridad para retirar un ejército de algún lugar, o para destinar recursos económicos a los más desfavorecidos... somos la mayoría en este mundo.

Si cada uno de nosotros, que somos mayoría, comenzamos a decir NO en nuestras vidas a aquellas cosas que no queremos para el mundo. Se comenzará a generar una reacción en cadena que, entonces sí, tarde o temprano alcanzará las más altas esferas de poder.

No podemos pedir un mundo pacífico y armonioso cuando no hacemos nada para contribuir a ello.

Decir ¡NO! a algo, a veces suele ser difícil, porque la naturaleza del hombre le hace resistirse al cambio. pero tenemos que pensar en qué realidad queremos vivir o si vamos a esperar a que en algún momento de nuestras vidas, nos alcance alguno de lo males que hemos generado.


Lo más importante es empezar a decir ¡NO!
Y lo segundo: una vez que haz empezado, no parar...
Hasta que el hombre nuevamente mire a su alrededor y pueda comenzar a decir SI.

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