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martes, 2 de enero de 2007

Aquí van una imágenes con un poco de agua, para quienes tengan sed de ver H2O acompañadas de unas bellas palabras de Jaime Sabines, para quienes tengan sed de amor; en virtud de que estoy aprendiendo como insertar videos aquí.



Este video y otras cosas interesantes que tienen que ver con el tema de las relaciones públicas y nada que ver con lo que hablaremos hoy, los pueden consultar en el blog de Octavio Rojas

http://octaviorojas.blogspot.com/



Sed

Pienso en la sensación de la arena de la playa al margen del ser, quemando la planta de los pies... ¿lo han sentido? Y cuantos hayan echado una cubetita de agua de mar en pos de un castillo de arena sabrán de lo que les estoy hablando, el agua se va, se absorbe, se hunde y casi podríamos percibir que desaparece al calor del mediodía entre los granitos multicolores de la playa.

Y hundes la mano en el cosquilleo travieso de los granitos de arena... buscando; y sólo queda un vestigio tibio de lo que fue el agua, como si esa orilla distante del mar se la hubiese bebido toda. (aunque realmente no sea así).

Como si hubiese tenido mucha, mucha sed.

Todos hemos tenido sed en algún momento de nuestras vidas... necesidad de agua. Así que la definición textual del diccionario me sale sobrando y la saqué de este texto. Porque todos sabemos qué es la sed.

Aunque en este momento... mmm... me gustaría echar un vistazo a los pensamientos de quienes lean este texto y saber de qué tienen sed.

Porque hoy en día, entre tanta sinrazón en este mundo, las personas a veces se detienen en sus vidas y se dan cuenta de que así como la sed por el agua... tienen sed de algo más.

Hay sed de crecer, sed de conocimiento; aquellos que tienen un vacío en el lugar más recóndito de sí, pueden tener sed de Dios y los que albergan soledad tienen sed de compañía. Hay quienes tienen sed de comprensión; no lo sé, en cada alma se mueven torrentes distintos que les hacen fluir a diferentes lugares en este mundo.

Y tú... ¿de qué tienes sed?

Finalmente todas estas situaciones, para bien o mal del género humano responden a la necesidad... es como esas plantitas que apenas van naciendo, como aquel “experimento” que todos hicimos de niños, de hacer germinar uno o dos frijolitos en un frasquito con algodones y es hermoso ver los retoños verdes alzarse en contra de la gravedad para buscar ávidamente los rayos del sol, como si tuviesen sed de luz y las raíces que ciega, pero precisamente encuentran el fondo donde el agua se acumula, para saciar también su sed.

La sensación de la sed puede llegar a ser terrible cuanto más intensa es, porque es la necesidad pura... ya que estamos conformados en la mayoría de agua; la sed al fin y al cabo es como carecer un poquito de vida y en contraparte es deliciosa la sensación fresca del agua; ese sabor a nada que sabe a gloria cuando al fin se puede beber, y entonces nos regresa todo equilibrio y toda calma.

Pero son esas otras clases de sed las que nos mueven en ocasiones a hacer cosas diferentes, cuando son la necesidad o el reflejo de algo más que deseamos en nuestras vidas y se convierten en el regreso de la paz y el sosiego cuando al fin una carencia se ve saciada.

Sin embargo, he de reconocer que de todos los tipos de sed que he pensado en este momento, algunos son terribles, otros tolerables, sin más, la sed de diversión puede ser hasta entretenida, así como la de conocer nuevos lugares, pero sólo una de ellas sublime en todo momento... y me atrevo a decir que por más, necesaria en esta vida, al tiempo que te puede colmar de dicha y de felicidad: la de los amantes; pues aún en medio de la abundancia sólo reina esa sensación de carencia, esa intensa sed de dejar de ser cada uno, para ser el otro. Y sólo de esta manera, cuando hay sed, hay equilibrio... cuando la sed se acaba, se acaba el amor.

Así pues, al siguiente vaso de agua que tomen, piensen en cuánta sed tienen por cada cosa en sus vidas, yo siempre recomiendo que sea mucha y si nunca lo han visto así... creo que nunca es tarde para detenerse un momento y preguntarse:

Y tú... ¿de qué tienes sed?




Este es un bonito poema de Julio Cortázar, sobre los amantes, para cerrar con broche de oro.


Los amantes

¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.


Este poema lo podrán encontrar en la siguiente liga:

http://ar.geocities.com/amorencarta/174.html

Hoy encontré este sitio y ahí también pueden ver diversos poemas de otros autores, cartas de amor históricas y cosas por el estilo.

Para los que les hace mucha falta la definición, pues nada más buscarla en el sitio de la Real Academia Española haciendo click en el Diccionario de la lengua española y tecleando la palabra en el motor de búsqueda, en la siguiente liga:

http://www.rae.es/

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, leí tu ensayo sobre la sed, y coincido contigo. Cuanta más la sed más la necesidad de agua, y ésta necesidad puede ser tan desesperante que no te permite ver que a veces el vaso del que quieres toamr ya no tiene nada de agua, tal vez se evaporó o se acabó, lo cierto es que si no hay de dónde beber la sed atormenta y entristece. Me gustó mucho. Felicidades.