Pasión del sí y pasión del no, con nuestros trazos de fuego por este mundo, en qué momento nos fuimos a encontrar, en qué momento nos venimos a consumir en este amor, en este delirio de incandescentes remembranzas.
Te evito, te postergo y tu a mí, porque todo del otro nos quema, tan libres los dos, tan férreos en las posturas y en los ideales... irremediables incendios en cada encuentro que irremediablemente acaba en desencuentro.
Pero al cabo, después de mucho o poco, me buscas, te busco, te encuentro siempre, porque eres mi reflejo en el espejo, la llama constante. Tu ausencia me abrasa los pasos y tus versos me dicen que arde en tu corazón mi nombre cuando no lo sientes, cuando no lo dices, cuando no lo escucho de tí.
Sea pues, hasta que sólo cenizas queden, y que nos doble la flama del deseo una y otra vez, hasta que no podamos más, que te miro cómo es que te rindes, cómo no puedes escapar y me atrapas así. Porque también me gusta dejarme envolver en tus argumentos y encenderme en cada uno de tus sueños.
Porque te reconozco fuego, que todo lo alcanzas, porque todo se funde en tí... y en algún instante, sé que también me reconociste a mí.
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