"Todo lo que se hace, es cultura"...
"Todo lo que se hace, es cultura"...desde los actos más triviales de cada persona al inciar el día, hasta los hábitos para dormir o trasnochar, lo bueno y lo malo, lo profundo y las vanalidades. El conjunto de actividades de una persona conforman su cultura.
Finalmente, cuando estas actividades se vuelven comunes a un grupo de personas, se convierten en la cultura de una localidad, que puede ir desde un pueblo, hasta una nación; ese crisol de acciones que en la repetición constante y la agrupación común, son aceptadas por dicho grupo y se consideran "normales" por su frecuencia; aunque para habitantes de otras latitudes puedan resultar diferentes o hasta inverosímiles.
De algún modo, la cultura es también la adaptación de las personas al medio que les rodea.
La cultura así se hereda en los códigos genéticos, predisponiendo a los individuos a repetir ciertas conductas, para mantener dicha adaptabilidad; también se transmite de generación en generación para preservarla, puesto que además de ser el mejor modo de supervivencia y las reglas no escritas de la convivencia gregaria de cada lugar, proporciona identidad y les diferencia de otros grupos, a la vez que les puede hermanar.
Entonces, dentro de la cultura entran los juegos, las canciones, las celebraciones, las vestimentas y los valores propios de cada nación; sólo por mencionar algunas de las actividades o conceptos que definen a la cultura de cada individuo.
La transculturización tesoro y riesgo de nuestros tiempos.
Hoy en día, gracias a la difusión masiva de los medios de comunicación, los grupos de inmigrantes llegados a nuevos territorios por diversas razones y el deseo de modernidad entre los habitantes de este mundo, se ha sucitado una falta de apego hacia esas premisas básicas propias que se transmitieron de padres a hijos en otros tiempos y que ahora no parecen de ningún modo necesarias para garantizar la adaptabilidad al entorno.
El mundo es más pequeño gracias a los medios de transporte y se puede uno comunicar a cualquier parte del orbe en cuestión de segundos; así mismo, llega información proveniente de otras culturas, en las más disímiles formas; desde la comida, el entretenimiento, la ropa, e incluso el fenómeno de la inclusión de doctrinas ideológicas y/o religiosas que tienden a ser adoptadas y adaptadas por otras personas a nivel mundial.
Entonces el medio más inmediato de adecuarse para muchos individuos sobre expuestos a cantidades enormes de información, ha sido la aceptación incuestionable de aquella avalancha de datos que se recibe y se confirma en el día a día.
Así, lo que los televidentes ven diariamente en este medio de comunicación es aceptado y tomado como realidad primera, gracias a ser el único medio de contacto con entornos distantes, sin cuestionar si los hechos presentados son verdaderos o no (sólo por citar un ejemplo).
En el caso de mi país, muchas mujeres difícilmente se animarían a usar una blusa bordada de flores o faldas largas; en su lugar los jeans bien ajustados tops, camisetas y las blusas de última moda, siendo lo autóctono reetiquetado bajo el mote de atuendo hippie. Término que es a todas luces incorrecto.
Sin embargo, a la par de la aceptación incondicional de influencia extranjera, los nuevos padres han perdido el interés en transmitir a los hijos las historias, las costumbres y los valores propios de antaño. De esta maera, en varias casas se celebra con más ánimo el halloween, que el día de muertos y en algunas escuelas se celebra hasta el thanksgiving day con festivales rimbombantes, mientras los alumnos ni siquiera saben cantar bien el himno nacional y no saben cuándo se celebra el día de la bandera, al tiempo que confunden la fecha de la revolución mexicana con la de independencia.
así que al tiempo en que nos acercamos a seres humanos de otras latitudes, estrechamos lazos de unión y tenemos acceso a productos de toda índole, también existe un riesgo palpable que ya se ha hecho notar y es la perdida de identidad.
Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
Cierto es que no podemos cerrar los ojos y evitar lo que nos llega de otros países o continentes; eso sería retrógrada; hay que ser realistas también y admitir que la mayoría de los avances tecnológicos, nos vienen de fuera; por lo menos así sucede en el caso de México, en dónde desde hace décadas se da muy poco apoyo al desarrollo científico y tecnológico, ocasionando el fenómeno que se ha denominado "fuga de cerebros"; en el cual aquellas personas con la capacidad intelectual y creativa necesaria para la creación y desarrollo de nuevas tecnologías, no encuentra los medios para realizar sus ideas y se ven obligados a salir al extranjero en donde si existen los recursos y los medios para lograrlo.
A la transculturización hay que observarla; no negarla y darle su justa medida, en vez de aceptarla y rendirse a ella ciegamente.
La dimensión que la transculturización tiene es enorme, sería inutil desear frenarla, pero si hay que equilibrarla, para que a futuro, como pueblo o nación, no se pierda identidad. Y la única manera de hacer esto, es reforzando la transmisión de la cultura; modernizándola, para que a las nuevas generaciones les parezca atractiva y no obsoleta, manteniendo la esencia de la misma, pero difundiéndola a niveles masivos, aunque sea a nivel local; para que a la par de un flujo de datos proveniente del extranjero, haya un flujo de datos generado desde el interior de igual o similar medida, para que así, los individuos crezcan con información e identidad... como dicen por ahí: "con lo mejor de ambos mundos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario