Aire, mi divino consuelo,
bálsamo tierno e invisible
de este penoso desvelo,
del sentimiento indivisible.
Si te disfrazas de brisa
a la orilla del inmenso mar,
me robas una sonrisa
y un intermitente suspirar;
juegas con los rebeldes rizos
de estos cabellos que engañan,
con tonos casi cobrizos,
mientras traviesos se enmarañan.
Beso leve en mis mejillas
con tu congelado aliento,
si en el bosque a hurtadillas
susurro tu nombre… viento.
Gracias por la foto Bertica...
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