Tú lo trajiste a mi cabeza,
lo sembraste en nuestra imaginación,
lo despertaste de un profundo sueño
del que ya no iba a despertar.
Y lo abandonaste a su suerte
entre tú y yo…
Entre nuestras complicaciones
y nuestras ajetreadas vidas.
Un beso sin destino,
un beso anhelado, pero ya no deseado,
de lo que hace casi tres lustros no fue
porque te faltó valor.
Y sin embargo tu imaginación vuela
y de repente no es sólo un beso…
¿cómo te atreves?...
A invocar obsesiones que hoy no pueden ser.
Sea la distancia el refugio
y el silencio el sutil bálsamo,
que devuelva el sueño a estos deseos,
porque nada quiero de ti.
Que nuestra amistad los adormezca,
para que no vuelvan a despertar.
Disculpa… pero ya una vez esperé,
anhelé y sufrí por la obsesión de ti.
Quédate con tus sueños sin pasión por mí,
con tu cómoda vida, con la maldita curiosidad,
abraza en la distancia, la obsesión que hace años vivimos,
porque yo finalmente… hoy partí.
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