Sólo porque sí... porque no necesitamos buscarnos ningún pretexto para desnudar los dientes en franca risa o sentirnos un poquito más vivos que ayer. Contentos por iniciar una nueva faena para entretejer sueños con realidades y ganar uno que otro instante de alegría infinita, en el paso por este mundo...
El link:
http://www.youtube.com/watch?v=4wIYKATq3bs
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martes, 22 de mayo de 2007
domingo, 20 de mayo de 2007
Idiomas
Las últimas palabras
“...con la muerte de los abuelos, vemos extinguirse las palabras de nuestros ancestros y en algunos casos las historias y leyendas milenarias que ahora ya no tienen quien las escuche.”
De los que han estudiado el asunto, algunos dicen que hay más de 300 idiomas o lenguas indígenas en México que se hablan, además del español (castellano), otros reconocen sólo al rededor de 150 distintas variaciones lingüísticas de importancia, y por parte del gobierno, lo más fácil fue aglutinarlos en las 50 o más de 60 vertientes principales que permitieran buscar alguna similitud teórica, aún cuando en la praxis, el náhuatl de una región a otra puede resultar literalmente ininteligible, debido a que las expresiones regionales y tradicionales acuñadas a través de los años, las han hecho tan disímbolas, hasta constituir dos lenguas diferentes.
Entendiendo una lengua o idioma, como la expresión de un grupo de personas con formas lingüísticas independientes. Se dice por algunos expertos en el tema, que no es considerado idioma si no hay expresión escrita de la misma; sin embargo, con muchos de estos idiomas, no tenemos la posibilidad de saber si realmente hubo o no vestigios escritos, ya que con la conquista del territorio en América por parte de los españoles, se destruyeron códices y cualquier rastro que permitiera continuar la cultura de los distintos pueblos indígenas; son muy pocos los que se lograron conservar y sólo de algunas poblaciones.
En ello que muchas creencias e historias se hayan transmitido mediante la tradición oral.
Asimismo, “un dialecto es una variante regional de un idioma que se distingue por diferencias léxicas, gramaticales o fonológicas (de pronunciación) de variantes de la misma lengua.” (1)
Sin embargo, más allá de las cifras, la realidad sobre las lenguas indígenas en México es como un cáncer de ausencia que se va propagando en toda la nación.
El Náhuatl, Otomí, Maya, Totonaco y Mixteco, entre otros, son todos idiomas que irremediablemente están inmersos en una carrera contra el tiempo y la transculturización por no extinguirse.
Hasta hace algunos años, digamos todo el siglo XX, se privilegió en México el uso del castellano, y los hablantes de idiomas indígenas se vieron forzados a aprender el español para poder realizar actividades básicas de supervivencia, como el comercio, e ir a la escuela.
Y a pesar de que ahora se le está tratando de dar la importancia de identidad a la conservación de las lenguas indígenas, lo que se observa en las distintas comunidades es una constante:
Los ancianos hablan el idioma indígena y muy poco español o en algunos casos no lo hablan.
La siguiente generación (sus hijos), hablan español y el idioma indígena sólo en parte.
Y los nietos, ya no hablan el idioma indígena, en algunos casos no les interesa y en otros, saben la parte que sus padres aprendieron, pero no entienden completamente a los abuelos, pues les faltan elementos para hacerlo... quedando así un salto generacional que aleja al mexicano de lo que realmente es.
Y con la muerte de los abuelos, vemos extinguirse las palabras de nuestros ancestros y en algunos casos las historias y leyendas milenarias que ahora ya no tienen quien las escuche.
Los chiquillos con miradas extraviadas y risas tratan de comprender a la abuela, pero no lo consiguen.
En los peores casos, junto con los ancianos, muere un idioma completo y a veces una cultura.
Aún tenemos a los últimos descendientes entre nosotros.
La única solución posible que se me ocurre es la documentación de cada uno de estos idiomas, en donde se pudieran estructurar las formas lingüísticas, las variaciones y las historias de cada cultura.
Cierto es que se antoja inverosímil, pero no del todo imposible si contraponemos los recursos económicos que requiere un proyecto de esta índole, con los recursos humanos del país, en donde cada universidad puede crear un centro de estudio de idiomas étnicos que permita el servicio social de carreras afines en dicha documentación. En donde los estudiantes puedan visitar las poblaciones cercanas e ir documentando en un proyecto de seis años, los aspectos necesarios para evitar la extinción del idioma y en un sistema que permita no sólo conservar, sino enseñar a las nuevas generaciones el idioma y las tradiciones de cada región.
Dicho programa puede estar avalado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, para que en el largo plazo se pueda conjuntar un sistema interbibliotecario virtual a nivel nacional en donde se pudiera consultar toda la información recabada.
Para que el destino de las últimas palabras no sea el de perecer junto con los ancianos de nuestro país y sean escuchadas en todo México y en todo el mundo, por generaciones enteras.
Para conocer la grandeza y las flaquezas de quienes nos antecedieron en estas tierras y de quienes vieron este mismo cielo, tal vez cientos de años atrás.
Lenguas de México (1)
http://mexico.udg.mx/geografia/lenguas/index.html
En wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Lenguas_de_M%C3%A9xico
Museo virtual de los idiomas indígenas de México
http://www.sil.org/mexico/museo/0e-Portada.htm
Monografía en la página de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas que habla de una población de Oaxaca denominada Los chochos o chocholtecas y se llaman a sí mismos runixa ngiigua, que significa "los que hablan el idioma".
http://cdi.gob.mx/ini/monografias/chochos.html
“...con la muerte de los abuelos, vemos extinguirse las palabras de nuestros ancestros y en algunos casos las historias y leyendas milenarias que ahora ya no tienen quien las escuche.”
De los que han estudiado el asunto, algunos dicen que hay más de 300 idiomas o lenguas indígenas en México que se hablan, además del español (castellano), otros reconocen sólo al rededor de 150 distintas variaciones lingüísticas de importancia, y por parte del gobierno, lo más fácil fue aglutinarlos en las 50 o más de 60 vertientes principales que permitieran buscar alguna similitud teórica, aún cuando en la praxis, el náhuatl de una región a otra puede resultar literalmente ininteligible, debido a que las expresiones regionales y tradicionales acuñadas a través de los años, las han hecho tan disímbolas, hasta constituir dos lenguas diferentes.
Entendiendo una lengua o idioma, como la expresión de un grupo de personas con formas lingüísticas independientes. Se dice por algunos expertos en el tema, que no es considerado idioma si no hay expresión escrita de la misma; sin embargo, con muchos de estos idiomas, no tenemos la posibilidad de saber si realmente hubo o no vestigios escritos, ya que con la conquista del territorio en América por parte de los españoles, se destruyeron códices y cualquier rastro que permitiera continuar la cultura de los distintos pueblos indígenas; son muy pocos los que se lograron conservar y sólo de algunas poblaciones.
En ello que muchas creencias e historias se hayan transmitido mediante la tradición oral.
Asimismo, “un dialecto es una variante regional de un idioma que se distingue por diferencias léxicas, gramaticales o fonológicas (de pronunciación) de variantes de la misma lengua.” (1)
Sin embargo, más allá de las cifras, la realidad sobre las lenguas indígenas en México es como un cáncer de ausencia que se va propagando en toda la nación.
El Náhuatl, Otomí, Maya, Totonaco y Mixteco, entre otros, son todos idiomas que irremediablemente están inmersos en una carrera contra el tiempo y la transculturización por no extinguirse.
Hasta hace algunos años, digamos todo el siglo XX, se privilegió en México el uso del castellano, y los hablantes de idiomas indígenas se vieron forzados a aprender el español para poder realizar actividades básicas de supervivencia, como el comercio, e ir a la escuela.
Y a pesar de que ahora se le está tratando de dar la importancia de identidad a la conservación de las lenguas indígenas, lo que se observa en las distintas comunidades es una constante:
Los ancianos hablan el idioma indígena y muy poco español o en algunos casos no lo hablan.
La siguiente generación (sus hijos), hablan español y el idioma indígena sólo en parte.
Y los nietos, ya no hablan el idioma indígena, en algunos casos no les interesa y en otros, saben la parte que sus padres aprendieron, pero no entienden completamente a los abuelos, pues les faltan elementos para hacerlo... quedando así un salto generacional que aleja al mexicano de lo que realmente es.
Y con la muerte de los abuelos, vemos extinguirse las palabras de nuestros ancestros y en algunos casos las historias y leyendas milenarias que ahora ya no tienen quien las escuche.
Los chiquillos con miradas extraviadas y risas tratan de comprender a la abuela, pero no lo consiguen.
En los peores casos, junto con los ancianos, muere un idioma completo y a veces una cultura.
Aún tenemos a los últimos descendientes entre nosotros.
La única solución posible que se me ocurre es la documentación de cada uno de estos idiomas, en donde se pudieran estructurar las formas lingüísticas, las variaciones y las historias de cada cultura.
Cierto es que se antoja inverosímil, pero no del todo imposible si contraponemos los recursos económicos que requiere un proyecto de esta índole, con los recursos humanos del país, en donde cada universidad puede crear un centro de estudio de idiomas étnicos que permita el servicio social de carreras afines en dicha documentación. En donde los estudiantes puedan visitar las poblaciones cercanas e ir documentando en un proyecto de seis años, los aspectos necesarios para evitar la extinción del idioma y en un sistema que permita no sólo conservar, sino enseñar a las nuevas generaciones el idioma y las tradiciones de cada región.
Dicho programa puede estar avalado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, para que en el largo plazo se pueda conjuntar un sistema interbibliotecario virtual a nivel nacional en donde se pudiera consultar toda la información recabada.
Para que el destino de las últimas palabras no sea el de perecer junto con los ancianos de nuestro país y sean escuchadas en todo México y en todo el mundo, por generaciones enteras.
Para conocer la grandeza y las flaquezas de quienes nos antecedieron en estas tierras y de quienes vieron este mismo cielo, tal vez cientos de años atrás.
Lenguas de México (1)
http://mexico.udg.mx/geografia/lenguas/index.html
En wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Lenguas_de_M%C3%A9xico
Museo virtual de los idiomas indígenas de México
http://www.sil.org/mexico/museo/0e-Portada.htm
Monografía en la página de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas que habla de una población de Oaxaca denominada Los chochos o chocholtecas y se llaman a sí mismos runixa ngiigua, que significa "los que hablan el idioma".
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Rita Lozano
Maquillaje
En ocasiones se puede maquillar el dolor con una canción... cuando se está más allá del bien y del mal, una canción triste, puede resultar igual de bella que una alegre. En este caso... un desamor que encontró el color hasta transfigurar su rostro en el de una bella melodía, como sólo Fernando Delgadillo pudo haberlo hecho.
Link:
http://youtube.com/watch?v=AWrQEbnKmqQ
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Rita Lozano
lunes, 14 de mayo de 2007
Virtud
Seguir un sueño... sin importar lo inverosímil que este pudiera parecer, más que una virtud, es lo único que se necesita para llegar a donde se quiere; la virtud, consiste en retomar el camino las veces que sea necesario, hasta lograrlo.
Hace 16 años conocí a Rodrigo Gaudenzi y estoy segura de que este sueño lo va a lograr, de un modo o de otro... no tengo duda alguna.
¿Quieren conocerlo?
Si quieren ver los siguientes días de esta crónica, pueden buscar en youtube la siguiente secuencia de palabras: “work with godry” y aparecerán sus videos, o dar click en la siguiente liga:
http://www.youtube.com/watch?v=MsB8v9_NTxI
Hace 16 años conocí a Rodrigo Gaudenzi y estoy segura de que este sueño lo va a lograr, de un modo o de otro... no tengo duda alguna.
¿Quieren conocerlo?
Si quieren ver los siguientes días de esta crónica, pueden buscar en youtube la siguiente secuencia de palabras: “work with godry” y aparecerán sus videos, o dar click en la siguiente liga:
http://www.youtube.com/watch?v=MsB8v9_NTxI
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domingo, 13 de mayo de 2007
Olvido
Se ha ido borrando tu imagen,
tus palabras se han ido escarchando en mi alma,
han quedado solas
y son la última parábola
de una realidad que nunca fue.
El olvido se fue colando
sereno e inevitable entre tus ausencias,
se incrustó en mi cotidianeidad,
abrazándose cariñoso a mi ser.
Consuelo callado,
compañía piadosa,
de un deseo roto
que agonizó en nuestro corazón.
Ahora mis pasos se suceden
en una lejanía casi imperceptible.
Es la tibia sensación
de la indiferencia del uno por el otro.
Un último resquicio de ti
queda respirándome en el interior.
Aún no sé si pertenece al pasado
o se alberga en un futuro incierto
y permanece como presentimiento.
Lastimero recuerdo
de una felicidad ignota
que no nos aventuramos a vivir.
Quién diría la verdad con sus letras...
que disfrazamos el temor
con la palabra libertad.
Y nos sentamos plácidamente,
cada uno desde su existencia,
a observar impasibles
cómo el silencio carcome un sueño.
Aferrados a nuestras prerrogativas
mientras oímos al amor sofocarse,
porque pensamos que nunca fue.
Y en vez de abrazarnos tu y yo,
besamos en su lugar al pérfido,
pero cálido y seguro... olvido
tus palabras se han ido escarchando en mi alma,
han quedado solas
y son la última parábola
de una realidad que nunca fue.
El olvido se fue colando
sereno e inevitable entre tus ausencias,
se incrustó en mi cotidianeidad,
abrazándose cariñoso a mi ser.
Consuelo callado,
compañía piadosa,
de un deseo roto
que agonizó en nuestro corazón.
Ahora mis pasos se suceden
en una lejanía casi imperceptible.
Es la tibia sensación
de la indiferencia del uno por el otro.
Un último resquicio de ti
queda respirándome en el interior.
Aún no sé si pertenece al pasado
o se alberga en un futuro incierto
y permanece como presentimiento.
Lastimero recuerdo
de una felicidad ignota
que no nos aventuramos a vivir.
Quién diría la verdad con sus letras...
que disfrazamos el temor
con la palabra libertad.
Y nos sentamos plácidamente,
cada uno desde su existencia,
a observar impasibles
cómo el silencio carcome un sueño.
Aferrados a nuestras prerrogativas
mientras oímos al amor sofocarse,
porque pensamos que nunca fue.
Y en vez de abrazarnos tu y yo,
besamos en su lugar al pérfido,
pero cálido y seguro... olvido
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jueves, 3 de mayo de 2007
Voz
Cada poeta tiene su voz característica...
Hoy les quiero recomendar el blog de Isabel Flores, cuyas poesías me gustaron mucho y hoy les comparto a quienes amablemente siguen este ejercicio.
La dirección es:
http://isabelflorespoesia.blogspot.com/
En la voz de todo ser humano encontramos similitudes y diferencias, pero sin importar cuales sean nuestras experiencias pasadas, hay sentimientos comunes que nos mueven o literalmente nos arrastran hacia la expresión.
A partir de hoy, también podrán encontrar la liga a este blog, en la sección de páginas interesantes (al lado izquierdo de su pantalla).
Hoy les quiero recomendar el blog de Isabel Flores, cuyas poesías me gustaron mucho y hoy les comparto a quienes amablemente siguen este ejercicio.
La dirección es:
http://isabelflorespoesia.blogspot.com/
En la voz de todo ser humano encontramos similitudes y diferencias, pero sin importar cuales sean nuestras experiencias pasadas, hay sentimientos comunes que nos mueven o literalmente nos arrastran hacia la expresión.
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Rita Lozano
Serenidad
Hace apenas unos días que tuve la oportunidad de pasar por una plaza que desde hace unos meses me parecía muy sombría, con su iglesia antigua y yo no sé que historias grandiosas y terribles de otros tiempos.
Me pesaba pensar en el pasado que seguramente vivieron los indígenas a manos de evangelizadores en ese mismo lugar, hasta que por el amor, o todo lo contrario, adoptaran al nuevo Dios que les llegó desde otro continente.
Sin embargo, uno no se puede rebelar contra de la historia, a menos que sea en alas del futuro y el mestizaje es un sello distintivo de esta nación, precisamente, labrado con pasados gloriosos y terribles.
Así que a pesar de los frondosos árboles y las bancas del parque... la realidad es que no me gustaba permanecer en el parque de Itzimná.
Pero aquel día, una diligencia me hizo esperar en los alrededores y atravesar el parque dos veces. Y las palomas me hicieron recordar varias cosas.
En ocasiones me preguntaba porqué la obsesión de la gente grande por alimentar a los pájaros.
Fue de Don Federico a quien acompañaba todas las tardes en sus paseos diarios a Coyoacán con su nietecito de apenas dos años, a comer helado, alimentar a las palomas y preguntarle por todo lo que en esos recorridos a pie era nuevo para mí... esos edificios con historia, las cosas que vendían en el mercado, las artesanías y muchas cosas más.
Eso duró muy poco, pero él siempre se encargaba de llevar una bolsa de migajas de pan para las palomas; cuando iba yo en ocasiones las dádivas de la casa aumentaban para los bípedos alados. En este caso eran palomas muy bellas y de muchos colores.
Me gustaba el canturreo como susurro que emiten y los colores tornasol que se les observa al sol en el cuello.
Y me daba mucha risa ver como los tórtolos perseguían a las palomitas una y otra vez.
Las palomas comían de la mano de Don Fede... pero de la mía no... o es que la memoria después de 25 años me falla un poco...
Años después veía a Doña Lola en Tlalnepantla, juntar los migajones del bolillo y después desmenuzarlos concienzudamente o como actividad de distracción, para poner siempre una latita de agua y las moronitas amorosamente trabajadas sobre un vestigio de un árbol que antes había a la entrada de su casa.
Se molestaba si tiraban el migajón o lo buscaba como quien reclama lo propio... lo cierto es que todos ya lo sabíamos y lo separábamos para tal fin.
Era una abuelita a quien había que obedecer sin duda y en el momento... pero sobre todo, porque era imposible no quererla. Una verdadera matriarca aún a principios del siglo XXI... sin duda una de las mujeres más amorosas que he conocido.
Al festín diario asistían todo tipo de pájaros, sin distinción de tamaño, edad o apariencia; desde pajaritos cafés de pecho blanco, tordos y cualquier viajero perdido que anduviera por ahí; ya que en la ciudad de México es común que algún pajarillo que se haya escapado de alguna jaula, ande por ahí sin saber cómo conseguir alimento.
Y la verdad es que hace unos años, no comprendía porqué es que particularmente las personas de edad se entregan a esas tareas, con un compromiso incomprensiblemente férreo... con una especie de amor o cariño por estos seres alados, que a fuerza de ver a diario, en ocasiones nos son indiferentes.
No lo sé, tal vez con la edad llegue cierta serenidad. De esa que permite ver las cosas con mayor claridad.
Hay una frase que recordaba y la verdad es que tuve que buscarla hoy en internet y enterarme que estaba en el evangelio según Mateo: “Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta”
Me gusta pensar que con esa serenidad que llega con los años, los ancianos comprenden que se puede ser parte perfecta de un todo en este mundo y en las ciudades, pues no lo sé de cierto, tal vez si sea un poco complicado para los pájaros, pero siempre hay gente que les socorre... porque la verdad es que no tendrían ninguna necesidad, pero supongo que cierto amor o compasión se mueve dentro de ellos.
Ese día dejé a un lado los presentimientos de tiempos que no nos pertenecen, por los que prefería no andar por la plaza de Itzimná. Al salir de la cafetería donde esperamos recordé las palomas y conseguimos un panecillo.
Nos dimos el tiempo de compartirlo con las palomas; quienes muy solícitas y acostumbradas a la gente se acercan demasiado y una de ellas... flaquita y con el piquito chueco, come de la mano de quien se acerque con las migajitas de pan.
Ahí también había un señor enseñándole a sus hijos a darles de comer a las palomas con una bolsita de arroz.
En el otro extremo, casi al salir del parque, una señora, de más de 50 años, llegó en un coche y como en una entrega de espionaje, vació repentinamente una bolsa grande con un trozo de pan y un sin fin de moronitas que delataban ese mismo trabajo laborioso de hacer moronitas para las palomas, que años atrás observé en Don Fede y Doña Lola. Acto seguido, la apresurada mujer regresó a su coche y partió.
En fin, que en mi caso, la serenidad que tuve que encontrar por la espera involuntaria en los alrededores del parque me trajeron sin duda buenos recuerdos y nuevos ratos alegres. Con ese agradable recordatorio de que lo que en un principio puede no parecernos lo ideal, es posible que traiga cosas muy buenas en su haber.
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la foto se puede encontrar en la galería fotográfica del ayuntamiento de Mérida, así como las imágenes de diversos sitios representativos del Estado de Yucatán.
http://www.merida.gob.mx/Ayunta2004/turismo/SitioFinal/Galeria/con-galeria.htm
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