Hoy es un día más azul que otros para mí; supongo que el desengaño de un mal amor nunca puede ser bien llevado, por más que se le busque un ángulo positivo al asunto.
Sin embargo, como lo que estoy escribiendo en estos días no tiene nada de triste pero si me llama con una urgencia irrefrenable porque tengo fechas de publicación por cumplir, ha sido tan necesario, como el lobo que se echa en su rincón a lamer su herida y no quiere ser molestado hasta que sienta algo de alivio.
Afortunadamente las letras fluyen, porque la historia que estoy contando es más fuerte y más grande que mis pequeñeces cotidianas. Y he visto mis tristezas pasadas a lo lejos, desde mi rincón y lo que he ido acumulando de ellas, porque las he evadido, porque no las quería mirar de cerca... y me acordé de la frase de Dali: "senté a la fealdad en mis rodillas y muy pronto me cansé de ella".
Digamos que hoy senté a mis tristezas en mis rodillas y muy pronto me cansé de ellas. Creo que es buen momento para que se vayan, junto con el nombre de aquel mal amor.
Gracias a Dios que tengo tanto por escribir y que no me senté a derrotarme a mi misma tan sólo porque el corazón se puso azul.
1 comentario:
Eso se llama profesionalismo, y es mejor ponerse a escribir que tirarse a la depre, no? Un abrazo...
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