Cada escrito… una noche con el sultán (el lector). Que llega también al encuentro.
Y ahí está uno que en cada historia echa mano de amor, pasión, imaginación, y cualquier recurso que haga falta, para enamorar al lector, para que al final de la historia, decida que quiere más.
Entonces… hay un segundo encuentro; y el cuento debe ser aún mucho mejor, para seguir viviendo en el corazón del que lee. Si se logra… hay un tercer encuentro, que en nada garantiza uno posterior, a menos de que la historia sea tremendamente buena, o por lo menos mucho mejor que la anterior.
Así se pueden suceder los reportajes, los libros, los posts o las colaboraciones. Hasta que poco a poco el lector llega a creer que el escritor es bueno, hasta que desea su próximo material.
Pero, ¿qué le impulsó a Scheherazada a creerse capaz de tal empresa?, a pensar que podía enamorar a ese otro que no conocía, a encantarlo con sus historias, y apostar su vida en ello.
¿Qué impulsa a una persona a creerse capaz de enamorar no sólo a uno, sino al mayor número de personas, indistinto su sexo, religión, edad, preferencias y etcéteras a través tan solo de las historias?... pese a lo que tenga que pasar para lograrlo.
A lo largo de la historia, es bien conocido que algunos escritores han tenido que sobrellevar diversas situaciones en su afán de escribir; desde pobrezas, soledades, hasta haber puesto literalmente su vida en riesgo, por exponer sus ideas.
Sólo por contar sus historias…
Finalmente, de la gente que he conocido que se dedica a contar historias, cada quién tiene un giro particular en su existencia que le llevó a este punto sin retorno; en donde el impulso de escribir o de contar algo, puede más que cualquier otra cosa.
Algunos lo llaman vocación, a mi me gusta llamarlo La maldición de Scheherazada, porque uno se mete en esa situación por su propio pie y deseo, buscando conquistar el corazón de los lectores con cuentos, con historias. Porque es el afortunado o terrible sino que le alcanza al escritor, tarde o temprano en su vida… ese de contar historias para vivir y vivir para contar historias.
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sábado, 16 de febrero de 2008
Encuentros fortuitos
Hay quienes dicen que no existen las casualidades, que todo tiene una razón de ser en la vida... a mi me gusta pensar en las coincidencias...esas que de un infinito número de posibilidades, hacen que una persona nazca, que dos personas se conozcan y se enamoren, que una vida se salve y mil cosas más.
Lo cierto es que la vida de pronto nos sorprende con historias, que si alguien las hubiese querido escribir, serían tachadas de inverosímiles.
Lo cierto es que la vida de pronto nos sorprende con historias, que si alguien las hubiese querido escribir, serían tachadas de inverosímiles.
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Fito Paez,
Rita Lozano
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