En mi país, México, hay un paraíso de aguas muy azules y desiertos claros... se llama Baja California Sur. Ahí llegan las ballenas cada año (las jorobadas y las grises), a un refugio en donde ellas, se sienten en libertad de hacer sus danzas amorosas bajo el agua y tener a sus ballenatos.
Se dejan ver, se dejan sentir, porque ahí, el hombre no es su depredador, es su hermano que vive fuera del agua. Así que humanos y cetáceos se pueden permitir quererse unos instantes, y respetarse, resumiendo en una caricia, el encuentro de dos mundos dentro del mismo planeta... no importa cuánta distancia bajo el agua haya recorrido la ballena para llegar ahí, si acaso atravesó un sin fin de paisajes marinos o vio el principio de alguna fosa abismal que el hombre jamás imaginó; tampoco importan las vicisitudes de los viajeros, si el avión o el autobús, los ratos a pie o las lanchas, ambos llegan a una cita a ciegas anhelada, para tocar y dejarse tocar, algo más que la piel.
Pero ante seres tan bellos como las ballenas... hay algo aún mejor que la palabra escrita:
Link: http://www.youtube.com/watch?v=yhhc_-y5ywM
http://www.youtube.com/watch?v=EwwOVDgp3io
Sección de Turismo en la página del Gobierno del Estado de Baja California Sur, México.
http://www.bcs.gob.mx/index.php?Itemid=45&id=18&option=com_content&task=blogcategory
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